jueves, 4 de febrero de 2010

Bar Convergencia

... A Silvana
Siempre dijeron que mis pretenciones son enormes. No me importo nunca ser un poco materialista y algo despreciativa. Asi sobrevivi a cinco años en la Facultad de Derecho. Ese dia recuerdo haber ido a la casa de Ayelen, a terminar un trabajo de Derecho Penal, justo a cuatro cuadras de su casa. "Lo que se perdio este muchacho", vivo diciendo cuando me miro al espejo y veo los resultados de tres dias de pilates a la semana. Igual, llamese histeria, nostaliga o lo que sea, me decidi a sentarme en aquel cafe a la vuelta de su casa, en Avellaneda y Caracas. Aye se habia ido a la casa de un chongo, seguramente iba a demorarse. Pedi un te con limon, y al tercer intento, el mocito de 18 años y cero experiencia, me trajo la infusion con el color que habia pedido.
El aguacero que se largo me obligo a sacar los apuntes. En eso siento una sombra y alguien que se sienta frente a mi. No valdria mucho la pena dejar mi busqueda en mi bolso para levantar la cabeza y despachar al pobre distraido que habia osado sentarse en mi mesa. Sin embargo la boca me pudo...
-Campeon, la mesa esta ocupada.
-Ya lo se Brendita...
... Desde los oidos hasta el corazon inclaudicable, mis sentidos se paralizaron totalmente. Mi cuerpo parecia un sismo, tratando de levantarse y atreverse a mirar a los ojos de aquella voz que supo alimentar mi alma durante 8 años. Era imposible, inaudito, una fantasia. Pero ahi estaba, con su cara de angel y su mirada suave posada sobre mi.
-...Papa...?
-Si hijita, soy yo.
Habra sido mi soledad o mis blasfemias al cielo desde aquel dia fatidico lo que lo trajeron a mi mesa? Como si nada hubiera pasado, pidio una pava de hagua caliente y un mate amargo, mientras su mirada pedia y a la vez obligaba a que me sentara a su lado, para el ritual matutino que nos ocupaba los fines de semana en casa.
"Esto no es posible" pensaba mientras temblorosa me sentaba a su lado y tomaba la pava para cebar el primer mate. Recuerdo como un tatuaje sangriento en el alma aquella semana de diciembre cuando esa bestia sin rostro me fue arrebatando la inocencia con la lentitud punzante de su filo. Recuerdo estar armando el arbolito en la mas extraña incertidumbre, con la mirada perdida, preguntando por el en medio de cada sorbo de chocolatada, mientras mama trataba de desviar la vista y apenas sollozaba un tenue "papa esta en el doctor". Y recuerdo tambien aquella noche que la esperanza me arrebato un sueño hermoso, donde el dejaba atras su enfermedad y venia a abrazarme con dulzura. Luego llego el dia con furia asesina, y cuando me levante feliz por el porvenir de mi sueño, las lagrimas incesantes de mama solamente alcanzaron a decir "papa se fue al cielo". Y ahora estaba ahi, frente a mi, pidiendo que hagamos ese jueguito de cada mañana, donde yo era su mujer y debia atenderlo como tal. Todo eso hasta que mama se despertara y exigiera un saco de te de manzanilla y una cucharada de azucar en ese mate.
-Contame chiquita. contame de tu vida.
-... por donde empiezo...-
-Hablame de tu carrera, se que te gusta mucho.
-(me sentia mas segura) Ah si, obvio, me encanta, ademas no sabes, me se todos los convenios de pies a cabeza...
Comence con mi perorata, aquella que quizas alejo alguna vez a Julio de mis brazos, simplemente por aburrimiento. Pero no paraba, hablaba y hablaba, queria que supiera todo... lamentablemente entre Julio y Papa habia pocas brechas. Pude ver sus ojos enrojecidos por el sueño hasta que me pidio, lapidario:
-Mejor hablame de ese chico, Julio, no..?
Julio, mi primer hombre, mi gran amor. Recuerdo haberlo encontrado en aquel boliche de Ramos, sacando la poca escuela de baile que tenia encima, pero toda su simpatia. Me acuerdo que nos presentaron y me ofrecio un trago, al que le prestamos poca atencion. vivimos un millon de idas y vueltas, hasta que plantamos bandera y lo intentamos. Aquella noche, la primera, el recuerdo mas hermoso (vi a papa gesticular con amargura con el comentario, tras lo cual me pidio "no seas detallista, por favor"): estuvo una semana buscando el lugar perfecto, habida cuenta de mis pretenciones, y en el momento, recuerdo su voz sobre mi oido, relatandome todo lo que iba a pasar, ofreciendome su paz para evitar el miedo. Despues, mis vicios: comprame esto, llevame a tal o cual lugar, veni a casa, no hables con ella...
-Que te llevo a esos pedidos?- Pregunto papa un poco horrorizado.
-Papi, era mi novio, tenia que aguantarme los caprichos-
-Tenia que ser tu novio, no tu juguete-
-Ah no se, yo en un novio busco al hombre de la casa, al que me cuida, me compra cosas, me consiente...-
-Buscas un padre, no un novio-
Silencio.
Por un segundo recorde el manto de seguridad que supo usar mama para cubrirme. Todo gasto, todo deseo era poco para su hija menor. Vi en Julio a ese hombre que viviria y moriria conmigo, que no se iria, que no me dejaria armando el arbol y soñando en vano sola...
El agua de la pava se iba consumiendo, e intimamente sabia que con la ultima gota aquel tesoro de mi infancia volveria a abandonarme. Trate de racionar la pava, lo cual el entendio con una sonrisa. Terminamos tomando el mate mas lavado del mundo.. Pero no podia irse sin que le preguntara...
-Papi... a que viniste?-
Pude ver su gesto de nostalgia, su suplica a no se quien por no movernos nunca mas de esa mesa. Pero fue valiente y hablo con la entereza de siempre.
-Realmente, chiquita mia, pense que venia a decirte algo. Pero cuando te vi, lo olvide. Preferi escucharte y disfrutar de esos mates ricos que me hacias cuando apenas eras una nena a la que se le caian las muñecas de las manitos. En toda esta charla, senti que sin embargo estabamos en silencio, y ahi entendi lo que queria, lo que buscaba, lo que necesitaba. Una ultima ronda de mate.
No pude contener el llanto que parecio desgarrar los maderos del bar. La convergencia nos habia dado la chance de un ultimo momento, de una ultima oportunidad de mirarnos y compartir lo que el destino ni nos habia concedido. Abrace a mi papa como queriendome fusionar a el. Pero sabia que nuestros lugares eran distintos. Lo ultimo que le pedi es que me acompañara a la puerta.
Nos quedamos mirando la calle por unos segundos y aproveche para una ultima frase...
-A veces el tiempo no es el camino hacia el final, no..? Papa...?
Pero papa ya no estaba. Quise volver al bar, para ver si habia entrado a buscar algo, pero las maderas que tapeaban aquel cafe, clausurado hace mas de 40 años, no me dejaron tener un ultimo suspiro de felicidad. Senti un vacio, pero un vacio sereno. Habia compeltado un circulo con ese ultimo mate. Me habia dado la chance de un ultimo soplo de ternura. Toda mi vida suplique por una mirada mas. Y aquel Bar que solamente existe de a pasajes, fue el ancla que me devolvio la esperanza.

3 comentarios:

  1. Me lo hiciste creer por un rato, y aunq m hiciste llorar, me gusto mucho =)
    Gracias x hacermelo imaginar, de verdad... y si podes hacer eso, vos segui escribiendo que yo sigo viajando.
    Te quiero y más.

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  3. me llore todo fue hermoso!

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