martes, 13 de julio de 2010

Revolucion en Cumebo

Prefacio

Terrible, desoladora, ha sido la noricia de la muerte de Ohcan, llave maestra de la Guerra de los 6 Ciclos. Ideologo, campesino, guerrero, filosofo. Su predica penetrante habia convencido al grupo rebelde del salvaje despotismo del reino de Cumebo. El hoy regimen federal, gobernado en cada region por un miembro de aquella batalla, esta de luto. Y sus regentes lloran sobre sus tronos. En la Sierra de los Claros, el regente Liquinn mira de reojo su arco, su carcaj y sus flechas y se cubre los ojos para que su hija Lina no descubra sus lagrimas. En la zona montañosa de Yi-Ba, el titanico y corpulento Taro-Kan parece un niño angustiado, gimiendo su llanto y girando su medalla de Kao, mientras recuerda las palabras de Ohcan: "solo cree en lo que te inspira". Los guardias a su alrededor sostienen sus lanzas y bajan sus cabezas. La desazon es general. Hay misa en el templo de la piedra Jade. Ranskott, llamado el primer sacerdote, gira su baston mientras ensaya su oracion, tratando de no romper en llanto. Algunos de los monjes no ofrecen tanta resistencia. Aquellos de raza humana que acompañaron a Ohcan, el bandido Ogeid, el herrero Milyamas, el soldado rebelde Ziro. Los tres se acercan a la estancia donde Thana, la mujer del fallecido guerrero llora sobre la carta que han enviado los rebeldes. La recibio hace una semana. Cada mañana se aceca a ella y la toma sobre sus manos, dejando caer sus lagrimas sobre la frase "Peratia Murt" (muerte en batalla).

El cuerpo de Ohcan nunca fue repatriado a Cumebo. Sus compañeros, incluido el legendario Bash, quien lo acompaño tambien en la Guerra de los 6 Ciclos fueron asesinados en una emboscada, cuando intentaban escapar de las tierras de Bopara con el cuerpo inerte del heroe. Ohcan habia encabezado una nueva rebelion, pues un golpe de estado habia tomado el poder y torturaba a los boparienses. Se cree que todo el grupo fue quemado luego de asesinado, y arrojadas sus cenizas en la estepa. Dos dias despues de la noticia, Ranskott convoca a todos los guerrilleros al templo de la piedra Jade. Hicieron su propio funeral. Thana los miraba, de trajes elegantes y cabellos peinados, y una rafaga del pasado les devolvia sus verdaderas imagenes, rodeados por las llamas de la batalla, durante la noche mas larga que se recuerde, vestidos en harapos, ensangrentados, empuñando sus armas casi sin alimento en sus cuerpos, sin energia en sus pies, pero con el temple de la conviccion. Con la fuerza de sus ideas levantandolos para proseguir la batalla con el Rey Thesta. Y ahi al frente, aunque no estuviera, estaba Ohcan, con esa mirada que escupia fuego y esperanza. Son su espada empuñada en su mano izquierda y la fuerza de un leon salvaje emanando de cada perimetro de su cuerpo. Veinte ciclos antes, su padre habia sido asesinado bajo una imagen similar. Pero aquella Guerra no fue una guerra de venganza. Fue una guerra de cambio, de recomienzos, de reivindicaciones. Fue una Revolucion.

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